Un desmadre por mil pesos
Bogotá es una ciudad caótica en muchos aspectos, pero sin duda uno de los más visibles es el cochino transporte. El desorden es absoluto, la contaminación enorme, y la cultura de la conducción pues realmente deja mucho que desear. No solo se irrespetan las normas de tránsito y se sufre de una "cándida" ira de carretera, sino que además los conductores son locos, psicópatas asesinos en potencia, muy especialmente los señores conductores de buseta, que dan cátedra de intento de asesinato múltiple con la forma en que lo llevan a uno en la buseta. De verdad, es de no creerse la manera como estos señores manejan.
Como usuario diario del transporte urbano de esta, mi querida ciudad, he sido testigo de inenarrables actos de pericia al volante, y por pericia quiero decir una imprudencia la hijue... Hace unos días nada más, en la buseta que venía, el señor conductor se abrió de tal forma que hizo que el taxista (otros ilustres conductores) que venía atrás se subiera al andén. Es que estos tipos se lanzan y después si piden la vía, es el colmo. Además, como la buseta es grandecita, creen que son dueños de la calle. Pues no.
Eso no es todo. La buseta va a toda velocidad, y de pronto el señor conductor se acuerda que tiene frenos y tenga, un frenazo que haría sonrojar al pata brava de Montoya. Por supuesto, gracias a las inamovibles leyes de la física, uno sale disparado para el frente del vehículo en cuestión. Afortunadamente alcanzo a la varillita, pero el que no, se da un golpe que mejor dicho (porque las varillas están altas, y en los asientos uno no cabe. Las paradojas de la vida). Y el conductor como si nada, porque el único que sabia del frenazo, pues era él. Ahí es donde la gente le grita "Oiga!!! no lleva animales!!!"; pero creo que ninguno ha entendido eso en tantos años. O uno tiene cara de vaca. O algo así.
La situación es aún peor. No olvidemos que estos señores le meten gente a esa buseta como si fuera un avión, y uno va bien en la inmunda de lo apretado, y con la conducción ejemplar, pues se zarandea y no se va de jeta por pura suerte, o por lo llena que va la berraca buseta. Y uno bien mamado, le toca hacer un despliegue de fuerza sobrehumana para no soltarse del cacho de varilla que alcanzó a agarrar (ahí es cuando uno quisiera ser rico y tener carro con chofer, pero ni modo). No joda, no hay derecho.
Y cuando ha llovido... ahí se que se lo lleva a uno el putas, porque la buseta bien llena, un psicópata al volante, y se arma un trancón asqueroso, sin olvidar a nuestros prójimos que suben con paraguas y empiezan a secarlo con el pantalón de uno. El trayecto a casa se convierte en un perfecto infierno, bien largo y fastidioso. Y la buseta quieta hijuemadre. Perfectamente uno puede hacer amistad por la ventanilla con el pasajero de otra buseta, o con el conductor de otro carro. El desespero se empieza a apoderar de todos los pasajeros, y mientras unos hacen cara de dolor de estómago (como yo), otros empiezan a expresar su inmenso descontento en términos no adecuados para menores. Por supuesto, hay unos que están tan dormidos que ni cuenta se dan de lo que sucede a su alrededor, y a lo único que atinan es a golpear su cabeza rítmicamente contra la ventanilla. Chévere por ellos. "Ojalá que no se hayan pasado" es lo único que uno piensa. Porque pensar es lo único que se puede hacer, pues el viaje a casa es en solitario, y rara vez hablo con mis compañeros de infortunio. Qué se le va a hacer, no soy precisamente el tipo sociable, menos con el desespero en el que voy.
Pero afortunadamente siempre he logrado llegar a mi casita, así sea después de un viaje cansón como él solo. Esperemos que algún día esta cuestión mejore (lo que es altamente improbable). Pero por ahora seguiré cogiendo mi busetica a mañana y tarde, esperándola paciente, y matándome por conseguir puesto, porque es mejor ir sentado, por los siglos de los siglos, amén.
Como usuario diario del transporte urbano de esta, mi querida ciudad, he sido testigo de inenarrables actos de pericia al volante, y por pericia quiero decir una imprudencia la hijue... Hace unos días nada más, en la buseta que venía, el señor conductor se abrió de tal forma que hizo que el taxista (otros ilustres conductores) que venía atrás se subiera al andén. Es que estos tipos se lanzan y después si piden la vía, es el colmo. Además, como la buseta es grandecita, creen que son dueños de la calle. Pues no.
Eso no es todo. La buseta va a toda velocidad, y de pronto el señor conductor se acuerda que tiene frenos y tenga, un frenazo que haría sonrojar al pata brava de Montoya. Por supuesto, gracias a las inamovibles leyes de la física, uno sale disparado para el frente del vehículo en cuestión. Afortunadamente alcanzo a la varillita, pero el que no, se da un golpe que mejor dicho (porque las varillas están altas, y en los asientos uno no cabe. Las paradojas de la vida). Y el conductor como si nada, porque el único que sabia del frenazo, pues era él. Ahí es donde la gente le grita "Oiga!!! no lleva animales!!!"; pero creo que ninguno ha entendido eso en tantos años. O uno tiene cara de vaca. O algo así.
La situación es aún peor. No olvidemos que estos señores le meten gente a esa buseta como si fuera un avión, y uno va bien en la inmunda de lo apretado, y con la conducción ejemplar, pues se zarandea y no se va de jeta por pura suerte, o por lo llena que va la berraca buseta. Y uno bien mamado, le toca hacer un despliegue de fuerza sobrehumana para no soltarse del cacho de varilla que alcanzó a agarrar (ahí es cuando uno quisiera ser rico y tener carro con chofer, pero ni modo). No joda, no hay derecho.
Y cuando ha llovido... ahí se que se lo lleva a uno el putas, porque la buseta bien llena, un psicópata al volante, y se arma un trancón asqueroso, sin olvidar a nuestros prójimos que suben con paraguas y empiezan a secarlo con el pantalón de uno. El trayecto a casa se convierte en un perfecto infierno, bien largo y fastidioso. Y la buseta quieta hijuemadre. Perfectamente uno puede hacer amistad por la ventanilla con el pasajero de otra buseta, o con el conductor de otro carro. El desespero se empieza a apoderar de todos los pasajeros, y mientras unos hacen cara de dolor de estómago (como yo), otros empiezan a expresar su inmenso descontento en términos no adecuados para menores. Por supuesto, hay unos que están tan dormidos que ni cuenta se dan de lo que sucede a su alrededor, y a lo único que atinan es a golpear su cabeza rítmicamente contra la ventanilla. Chévere por ellos. "Ojalá que no se hayan pasado" es lo único que uno piensa. Porque pensar es lo único que se puede hacer, pues el viaje a casa es en solitario, y rara vez hablo con mis compañeros de infortunio. Qué se le va a hacer, no soy precisamente el tipo sociable, menos con el desespero en el que voy.
Pero afortunadamente siempre he logrado llegar a mi casita, así sea después de un viaje cansón como él solo. Esperemos que algún día esta cuestión mejore (lo que es altamente improbable). Pero por ahora seguiré cogiendo mi busetica a mañana y tarde, esperándola paciente, y matándome por conseguir puesto, porque es mejor ir sentado, por los siglos de los siglos, amén.
Tu relato me hizo recordar mis recorridos obligatorios en flota a Chía para ir a la u de la sabana. entre ruanas, y mucha gene ahí tuve mi primer encuentro con las pulgas, bueno fue hace mucho, muy chévere tu blog , saludos!!!
ResponderBorrarque más Ivancho... está muy bueno el blog... hablando de buses el viernes santo, si oigase bien el viernes santo, me subí en un bus que iba en una absurda competencia con otro en la ya conocida guerra del centavo. En un momento en que pararon en el mismo punto, uno a recoger y otro a dejar se echaron la madre por la ventana... Pero eso es lo más de normal... Lo mejor fue que unas cuadras más adelante el bus en el que yo iba se cerró en todo el carril de una manera impresionante, bloqueándolo por completo... Inevitablemente llegó el otro bus y no pudo seguir... los dos conductores se bajaron y ahí sí que fue Troya. Si no es por la esposa de uno de los conductores quien sabe en que habría acabado... Creo que eso sólo pasa aquí...
ResponderBorrarPor otro el lamentable accidente del viernes del Colombo-Británico... Es el colmo que hayan soltado al chofer del bus que mató a este niño... Tenía como 1000 infracciones y, además, es un asesino...
Parce, uno se sube y duda que alguna vez se vuelva a bajar, toda una odisea.
ResponderBorraraquí es por $1.300, y no solo sucede cuando vas en bus, también en taxi o particular, llegan los de los buses a cerrarlos y como son más grandes, se creen los dueños de las calles.
ResponderBorrarSaludos desde mi Cali lluviosa
Por lo menos el desmadre es en pesos, pero cuando es en dólares...
ResponderBorrarQue hijuemadres manosiiiiiadas las que me han tocado!
Hola...
ResponderBorrarMuy gracioso y cierto tu escrito...
Y bueno, no es por defender a esos señores, pero aveces pienso en lo dificil que debe ser su vida, trabajando 18 horas, ganando menos del mínimo, sin poder parar a ir al baño...etc...Creo que yo en su lugar, con todo y mis estudios, quizás haría lo mismo...
Abrazos,
Isaac
Pues lo cierto es que nunca lo había visto de esa forma. Gracias por la perspectiva, yo y mi mismo.
ResponderBorrarLatinoamérica y sus similitudes, aca en La Paz el tráfico y la contaminación auditiva producto de los transportistas han hecho que evite ir al centro de la ciudad. Aca se instauro una ley de la calle para esos casos, los particulares nunca deben dar el paso a los públicos, suena terrible pero a eso hemos llegado. Saludos
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