Crónica de una llenura anunciada
Este fin de semana que acaba de pasar fue, gastronómicamente hablando, desbordado e increíble. Para nosotros los colombianos, el asado (o barbacoa, barbecue para los esnobs) es una de las actividades que más disfrutamos, pues puede uno entregarse libremente a los placeres de la carne (asada, no sean malpensados). El problema fue que yo no estuve en uno, sino en dos asados, que, aunque deliciosos, me dejaron con una llenura la berraca. Es que dos asados en 24 horas es un voltaje jodido de soportar, incluso para mí, un amante confeso de la carne. El caso es que comí mucho, mucho, muchísimo, sin olvidar las polas reglamentarias para bajar la carne, lo que me dejo en una especie de "shock carnístico". Me comí la carne como de una semana.
El primer asado fue el viernes, con unos amigos. Este fue un poco austero, pues los ingresos de estudiante no son muy grandes que digamos. Sin embargo, se comió bien y bastante y después nos echamos un picadito de fútbol que debió suspenderse debido a la lluvia, que ya nos había aguantado como dos horas mientras logramos prender el mugroso asador (severos incompetentes). Ese día quede llenecito, pero nada que no se pasara con un momento de reposo y la reglamentaria habladera de basura con los amigos, además de la lavada del asador. En la noche pude comerme un plato delicioso de pasta y todo bien, nada de indigestión, nada de maldiciones a mi mismo por tragón. No tuve pesadillas de reses persiguiéndome por genocida (o vaquicida, o algo así). En cambio el sábado, hay dios...
El asado del sábado era por el cumpleaños de mi abuela, y porque mi familia llevaba toda la vida queriendo hacer uno, hasta que por fin se hizo. Pero a diferencia de mi asado del viernes, el sabatino era uno grandes ligas, con fondos más amplios y para más gente. Y con una cantidad de comida impresionante: pollo, res, cerdo, guacamole, papas, yuca, plátano yyyy... CERVEZA!!! Era un montón de comida y bebida mucho muy provocativa. Entonces, pues a comer. La lluvia estuvo amenazando todo el día, pero igual se sacó el asador y hágale papá, empieza ese desfile tan hijuemadre de carnecita. Y uno como tiene más grande el ojo que la barriga, pues bandeja que se iba pasando, bandeja de la que se cogía. ¡Que cosa tan deliciosa! Así fue toda la tarde, coma y coma como un desesperado. Entonces se vino la noche, y ahí fue cuando empecé a sentir semejante llenura tan tenaz. Uyyy hermanito, estaba repleto, no quería saber más de comida en un buen tiempo (de cerveza si). La llenura me duró como hasta el otro día. Que mano de carne que comí. Mis niveles de ácido úrico deben ser críticos en este instante, la gota y la arterioesclerosis deben estar esperando para cogerme y tenga, por tragón, por bestia. Pero es que yo no puedo hacerle el feo a la carnita, esa vaina es muy deliciosa.
Ahora me va a tocar comer harta ensalada (nooooo!!!) para compensar. Changos. Pero lo que si hay que decir es que los asados son una chimba, se come bien y se pasa muy bacano. Lo que pasa es que toca como esas propagandas de "consuma con moderación", aunque sea muy difícil. Y yo de la carne no me canso, tal vez me la prohíban, pero por iniciativa propia no la dejo ni por el berraco. Ni la cerveza, aunque una incipiente pancita ya me está dando aviso. El caso es que los asaditos fueron muy chéveres, y hay que aprovechar esas ocasiones. Pero trataré de no estar en asados tan seguido, porque me va a dar algo. Igual recibo invitaciones a asados, fiestas, parrandas, agasajos, lo que sea. Ahi se hace lo que se puede. Yo llevo papel aluminio.
P.D. ¡Larga vida a las carnicerías!
El primer asado fue el viernes, con unos amigos. Este fue un poco austero, pues los ingresos de estudiante no son muy grandes que digamos. Sin embargo, se comió bien y bastante y después nos echamos un picadito de fútbol que debió suspenderse debido a la lluvia, que ya nos había aguantado como dos horas mientras logramos prender el mugroso asador (severos incompetentes). Ese día quede llenecito, pero nada que no se pasara con un momento de reposo y la reglamentaria habladera de basura con los amigos, además de la lavada del asador. En la noche pude comerme un plato delicioso de pasta y todo bien, nada de indigestión, nada de maldiciones a mi mismo por tragón. No tuve pesadillas de reses persiguiéndome por genocida (o vaquicida, o algo así). En cambio el sábado, hay dios...
El asado del sábado era por el cumpleaños de mi abuela, y porque mi familia llevaba toda la vida queriendo hacer uno, hasta que por fin se hizo. Pero a diferencia de mi asado del viernes, el sabatino era uno grandes ligas, con fondos más amplios y para más gente. Y con una cantidad de comida impresionante: pollo, res, cerdo, guacamole, papas, yuca, plátano yyyy... CERVEZA!!! Era un montón de comida y bebida mucho muy provocativa. Entonces, pues a comer. La lluvia estuvo amenazando todo el día, pero igual se sacó el asador y hágale papá, empieza ese desfile tan hijuemadre de carnecita. Y uno como tiene más grande el ojo que la barriga, pues bandeja que se iba pasando, bandeja de la que se cogía. ¡Que cosa tan deliciosa! Así fue toda la tarde, coma y coma como un desesperado. Entonces se vino la noche, y ahí fue cuando empecé a sentir semejante llenura tan tenaz. Uyyy hermanito, estaba repleto, no quería saber más de comida en un buen tiempo (de cerveza si). La llenura me duró como hasta el otro día. Que mano de carne que comí. Mis niveles de ácido úrico deben ser críticos en este instante, la gota y la arterioesclerosis deben estar esperando para cogerme y tenga, por tragón, por bestia. Pero es que yo no puedo hacerle el feo a la carnita, esa vaina es muy deliciosa.
Ahora me va a tocar comer harta ensalada (nooooo!!!) para compensar. Changos. Pero lo que si hay que decir es que los asados son una chimba, se come bien y se pasa muy bacano. Lo que pasa es que toca como esas propagandas de "consuma con moderación", aunque sea muy difícil. Y yo de la carne no me canso, tal vez me la prohíban, pero por iniciativa propia no la dejo ni por el berraco. Ni la cerveza, aunque una incipiente pancita ya me está dando aviso. El caso es que los asaditos fueron muy chéveres, y hay que aprovechar esas ocasiones. Pero trataré de no estar en asados tan seguido, porque me va a dar algo. Igual recibo invitaciones a asados, fiestas, parrandas, agasajos, lo que sea. Ahi se hace lo que se puede. Yo llevo papel aluminio.
P.D. ¡Larga vida a las carnicerías!
Pobre tipo!
ResponderBorrarDefinitivamente las delicias de la carne son impajaritables!
Es que el cerdito, la vaquita, el pollito, el guacamooooolito, madurito, mazorquitas... ay Dios!
Veo que tu, como yo, no podriamos ser vegetariamos ni a rejo!
Larga vida a tu alegria, querido amigo!
ResponderBorrarAbrazos,
Isaac
Te felicito por mantener vivo a tu niño...
ResponderBorrarAbrazos,
Isaac
uyy ivanchis y no invita? "los placeres de la carne" no son lo mismo sin una buena compañia!! (sin querer menospreciar la de tu familia).. en fin.. nos estaremos viendo
ResponderBorraroiga que envidia...
ResponderBorrara mi me hace falta un buen asado pero con platano maduro, yuca y papa salada que aca no son tan comunes...