Dos mujeres, un camino

Dos amores dividen mi vida. En realidad son más, pero estos son los principales. Me paso la existencia entre la una y la otra, pero a las dos las quiero... no sé si por igual, pero seguro que las quiero. Y a las dos les soy fiel, no vayan a creer que no. Sólo que a veces paso mucho tiempo con una y descuido a la otra, con los problemas que eso trae.

Pues si, hay dos señoras que me ocupan la vida y me la hacen feliz: la historia y la literatura. La historia es mi carrera, lo que estudio y ha ocupado gran parte de mi tiempo durante los últimos años. Es decir, la historia vendría siendo mi esposa. Por el otro lado, está la literatura, que me ha proporcionado muchas de las mejores horas de mi existencia, pero que no es mi carrera. Luego entonces, la literatura vendría siendo mi amante, la tradicional y conocidísima "moza" que llamamos los colombianos (que en este país parece haberse convertido en un miembro más de la familia). Y esa es la situación.

La historia es la esposa: es a la que le debo fidelidad y responsabilidad, la que requiere más esfuerzos, porque es la titular. Es por la que tengo que responder, con la que tengo un compromiso oficial santificado por la Santa Madre Universidad. Pero está la literatura, que como pasa con la moza, uno le dedica más tiempo, más dinero y la trata mejor. Además está el placer de saber que se hace por el puro gusto y no por obligación: no hay compromiso alguno, solo el gusto personal y las ganas. Por eso a veces me dedico a leer lo que no me toca leer: literatura en lugar de historia. Lo que quiero leer y no lo que me toca leer (el sólo hecho de que toque leer ya le quita a uno ganas, así sea un buen texto). Dividirse entre dos amores siempre es complicado.

He ahí la razón por la que tengo estos dos amores que me ocupan la existencia. Unos dirán que por qué no dejo la historia, pero no la dejo porque la quiero mucho y me gusta cantidades, sin mencionar el hecho de que he aprendido muchísimas cosas que no hubiese aprendido estudiando otra cosa. Otros dirán que por qué no estudio literatura; no estudio literatura porque si la estudiara le quitaría la magia que la envuelve, por lo menos para mí, porque se me volvería obligación. Y en todo caso estudiando cualquiera de las dos cosas hay bastantes posibilidades de morir de hambre.

En todo caso, no me interesa. Esos son los dos amores de mi vida y sin duda algo encontraré para aplicar todo lo que he aprendido. O en otra cosa, porque si Jota Mario gana un montón de dinero por hablar basura toda la mañana, yo estoy más que entrenado en hablar basura por horas sentado con una bebida y rodeado de gente, así que se podría pensar en esa profesión. Y voy a vivir con historia y literatura: como dijo un sabio filósofo de la música popular: "voy a quedarme con las dos".