Angustias escatológicas
Hambre, miseria, enfermedades, violencia, corrupción, crimen: todos males que aquejan al mundo de hoy y que afectan a todos los seres humanos, a unos más que a otros. Todos los días uno no puede evitar sentir una profunda angustia por todas esas cosas que le suceden a la humanidad. Pero en ocasiones parece que esas cosas sólo le sucedieran a los demás, como si fuera un evento transmitido en vivo y en directo por televisión y nada más. Sin embargo es posible que nos afecte a todos algún día, no hay que quedarse muy cómodos pensando que no. Igual hay angustias que nos tocan de cerca, en nuestra propia casa, cuando menos lo esperamos.
Como cuando se acaba el papel higiénico.
¿A quién no le ha pasado que entra al baño y hace sus necesidades, sólo para voltear y darse cuenta que en lugar del tranquilizador blanco del papel higiénico está el triste color ocre del rollo del papel con el último rastro del mismo? Probablemente una de las peores angustias es que después de deshacerse del lastre infecto de la digestión, en lugar de ver la maravillosa blancura del papel de intra-glútea limpieza, vea uno el rollito desesperante con una hilacha de papel. Teniendo en cuenta en la incómoda posición en la que uno se encuentra, no se puede culpar a nadie si se entrega a la desesperación.
¿Qué hacer? Cuando el papel higiénico está en el baño mismo (lo ideal), pues no hay problema, uno busca en el mueblecito y ya; eso claro, si no es tan de malas que no haya más papel ni en el mueble. Pero cuando el papel higiénico está en otro lugar de la casa, ahí si hay un problema. Se puede pedir ayuda por medio de un grito desesperado para que alguien le haga el favor a uno de llevarle el rollo al baño, y se lo pase por el poquito que abre uno la puerta y donde asoma sólo la mano que ha de recibir el bienamado y anhelado rollo de papel. Pero si no hay nadie más, pues a madrear se dijo. A caminar con los pantalones en los tobillos e ir a buscar el papel, rogando que por Dios por Dios por Dios nadie lo vaya a ver en esas. Y que haya papel.
Si, que haya papel, porque hay otras opciones de limpieza, las cuales no voy a discutir aquí, pero que sin duda son bastante recurrentes entre la gente. Papel de más fuerte carácter, por decir algo. Que horrible. Pero bueno, eso de que tiempos desesperados requieren medidas desesperadas parece aplicar aquí en toda su extensión.
Lo único que queda para evitar estas angustias escatológicas es siempre ver si hay suficiente papel higiénico. Pero eso es muy difícil porque las angustias escatológicas están siempre precedidas por urgencias escatológicas, que como todos sabrán, muy poca espera dan.
Como cuando se acaba el papel higiénico.
¿A quién no le ha pasado que entra al baño y hace sus necesidades, sólo para voltear y darse cuenta que en lugar del tranquilizador blanco del papel higiénico está el triste color ocre del rollo del papel con el último rastro del mismo? Probablemente una de las peores angustias es que después de deshacerse del lastre infecto de la digestión, en lugar de ver la maravillosa blancura del papel de intra-glútea limpieza, vea uno el rollito desesperante con una hilacha de papel. Teniendo en cuenta en la incómoda posición en la que uno se encuentra, no se puede culpar a nadie si se entrega a la desesperación.
¿Qué hacer? Cuando el papel higiénico está en el baño mismo (lo ideal), pues no hay problema, uno busca en el mueblecito y ya; eso claro, si no es tan de malas que no haya más papel ni en el mueble. Pero cuando el papel higiénico está en otro lugar de la casa, ahí si hay un problema. Se puede pedir ayuda por medio de un grito desesperado para que alguien le haga el favor a uno de llevarle el rollo al baño, y se lo pase por el poquito que abre uno la puerta y donde asoma sólo la mano que ha de recibir el bienamado y anhelado rollo de papel. Pero si no hay nadie más, pues a madrear se dijo. A caminar con los pantalones en los tobillos e ir a buscar el papel, rogando que por Dios por Dios por Dios nadie lo vaya a ver en esas. Y que haya papel.
Si, que haya papel, porque hay otras opciones de limpieza, las cuales no voy a discutir aquí, pero que sin duda son bastante recurrentes entre la gente. Papel de más fuerte carácter, por decir algo. Que horrible. Pero bueno, eso de que tiempos desesperados requieren medidas desesperadas parece aplicar aquí en toda su extensión.
Lo único que queda para evitar estas angustias escatológicas es siempre ver si hay suficiente papel higiénico. Pero eso es muy difícil porque las angustias escatológicas están siempre precedidas por urgencias escatológicas, que como todos sabrán, muy poca espera dan.
Me pregunto como será esa angustia escatológica si sucede en otro lugar que no sea la propia casa....
ResponderBorrareso sería una verdadera hazaña!
bueno leyendo este post me di cuenta que ser tan obsesiva, a veces tiene algo de bueno..
ResponderBorrarjajajaja yo creo que esta publicación fué precedida por un hecho algo incomodo de la vida del autor, verdad que si? a todos nos pasa jajajaja fresh
ResponderBorrarjajajajajajajja
ResponderBorrarEres un loco genial...
Te bendigo....
Isaac