Alcohol

“Por el alcohol, la causa y la solución de todos los problemas de la vida”

Homero Simpson



Beber alcohol es una de las formas de sociabilidad fundamentales de esta sociedad (lo que no habla precisamente bien de la sociedad). En toda reunión, tertulia, evento o fiesta se encuentran ingentes cantidades de alcohol. De hecho, la idea de alegría y de pasarla bien está altamente relacionada con el alcohol: básicamente, alegría embotellada. Como resultado, he empezado a pensar que beber es una destreza social, así como bailar. Cuando uno sabe bailar o le gusta tomar, más fácilmente se entenderá con este rebaño que llamamos sociedad.



El alcohol es omnipresente. Y no sólo es cuestión de gente pobre y sin educación: a lo largo de la historia se encuentran hombres y mujeres brillantes que han sido borrachos de miedo, tal vez para escapar de esta realidad que habitamos y evadirse del esencial estercolero en el que vivimos. Por todo lado encuentra uno el toque del alcohol en la sociedad humana.



En mi caso, soy bastante bebedor. Ya sea en un bar o en la casa o, obviamente, en la mesa de la tienda, suelo acompañar la charla y hacer la fiesta con alcohol de por medio. Con la familia y con los amigos. Me gusta mucho el plan de escuchar buena música (lo que por supuesto excluye ese engendro que es el reguetón) y charlar, a veces también una rumba para bailar como debe ser. A mí me criaron en una cultura de escuchar música y mientras tanto ir mojando la palabra con un traguito. Ha de ser por eso que soy tan bueno para hablar tanto y además tengo idea sobre música y cantantes que son desconocidos para muchos jóvenes hoy en día, que tienen el cerebro y los oídos atrofiados por culpa del reguetón y otras vainas por el estilo.



Pero bueno, el punto aquí es que el alcohol es un eje sobre el que giran muchas de nuestras experiencias divertidas. En las tomadas siempre suelen haber situaciones graciosas (excepto las tomadas de despecho: esas son una porquería y no las recomiendo). Pero las tomadas, además, permiten conocer cosas de la gente que usualmente no se ven, o se ven de manera menos notoria. Por alguna razón la gente borracha expone ciertos elementos de su personalidad que no siempre afloran, sintetizado esto por esa maravillosa sentencia del hablar popular que dice que los niños, los locos y los borrachos dicen la verdad (ha de ser por eso que el presidente Uribe no toma, como dijeron Tola y Maruja). No sé si será la verdad, pero cuando la gente toma deja ver cosas que uno no había visto.



Científicamente es conocido el efecto desinhibidor del alcohol, por lo que lo borrachos frecuentemente hablan más de la cuenta, cortejan a quien no deben cortejar o empiezan a quitarse la ropa sin que nadie lo espere. Esa ha de ser la razón por la que la gente cambia cuando está ebria y salen a la superficie sentimientos y actitudes que no suelen hacerse presentes en los momentos llamados de sano juicio. Por ejemplo, cuando tomo paso por unas etapas de borracho bastante curiosas, que además e identificado en otros compañeros de borrachera. No siempre se dan en el mismo orden, a veces se superponen entre ellas, pero casi siempre se dan todas.



En primer lugar uno se pone contento, lo que llaman “prendido”: esa es la fase que llamo eufórica, donde todo quiere uno bailarlo o cantarlo, a pesar de la obvia incapacidad para cantar de manera decente. Después viene la fase místico-trascendental: esa es en la que uno empieza a salir con unas frases de sabiduría que ya quisiera le salieran cuando esta sobrio, o se fija en lo enorme que está la luna y en lo bella y evocadora que es la noche, o habla de Dios y de los principios fundamentales del universo, sin importar que uno ya está viendo el universo un poco borroso y se le mueve más de la cuenta. Luego se llega a la fase amorosa, representada por una frase que les será muy familiar a muchos: “es que yo a usted lo/la quiero mucho”, refiriéndose al amigo o a la amiga. Ahí es que empieza uno a abrazarse con los amigos, a chocar los puños, a decirles que “son una chimba” y que “este parche es muy bacano”. En los casos extremos habrá el que se pone a llorar o le pide al de la música que ponga la canción de los Enanitos Verdes (un amigo es uuuuna luuuuuuuuuz). Por último viene la fase letárgica: cuando uno queda fundido en la silla y, contrariando las leyes de la física, se queda dormido inclinándose al suelo en una posición elástica e increíblemente no se cae al piso.



En todo este proceso se da ese cambio en el que uno descubre nuevas cosas sobre la gente. Cómo o qué piensan sobre algo, qué sienten sobre determinada cosa. Si son agresivos o calmados. Y, lo más obvio de todo, si son buenos para aguantar trago. Por supuesto no es éste el método a seguir para conocer objetivamente la personalidad de la gente, pero surgen cositas muy interesantes a la hora de ver con quién está uno embruteciéndose. El alcohol agrieta esa pared que ponemos frente a los demás para no sentirnos vulnerables. Y cuando esa pared se agrieta y se cae, permite ver muchas cosas sobre otra persona, otras aristas de su personalidad, otras dimensiones de esa persona como ser humano. Ideal sería que siempre se mostraran esas cosas sin necesidad de asesinar neuronas, pero no es así, por lo que hay que echar mano de los recursos disponibles. Las borracheras son tan útiles que hasta dan tema para escribir.



En todo caso, hay que mantener los niveles de consumo alcohólico dentro de límites de interacción social (bebedor social que llaman). No es el hecho ahora salir a tomar todos los días.



Saludos a todos los que se han tomado un trago conmigo y lo hemos disfrutado y hemos pasado muy buenos ratos; a los que algún día se van a tomar un trago conmigo también les van saludos y ojalá que sea tremenda y divertida tomada.

Comentarios

  1. SALUD! aunq nunca nos hemos tomado una copa juntos. Salud! por el buen post.
    La Jota

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  2. Y tengo una etapa etílica en la que florece una profesora fastidiosa.

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  3. Yo también soy bebedor y le jalo al traguito. Cuando quiero justificar el alcohol busco la frase, digamos, de Groucho Marx (bebo para hacer más interesantes a las personas) o la excelente definición de vicio que sacó Pablo R. Arango en la Malpensante número 82 ó 83 (no recuerdo bien). Búsquenla los que no la hayan visto. Sólo una pequeña corrección, Iván: cuando uno está borracho "cree" que dice cosas lucidísimas, pero al día siguiente se da cuenta de que son una soberana idiotez. En todo caso se pasa muy bueno, que es lo importante. A ver si un día nos tomamos unos cuantos.

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  4. chévere cuando uno tiene el espacio de hacer el ejercicio de observación (así sea caleidoscópicamente), solo que siempre uno debe encomendarse a todos los santos para que don murphy no le de por poseerlo ese día

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  5. tomar socialmente es chevere. Pero siempre he estado en contra de tomar por tomar y eso que muchos dicen 'hermano me quiero emborrachar' solo porque sí. Es fastidioso.

    y como sumercé dice, se descubren unas facetas impresionantes y diferentes de la gente, algunas cheveres de conocer, otras no tan gratas, pero al fin y al cabo que definen a la persona. En mi caso lo que pasa es que no alcanzo el estado de borrachera total porque antes me enfermo y necesito el baño para vomitar, factores de salud y problemas de azucar impiden al mundo conocerme en mi esplendor borracho, y bueno, menos mal! a uno siempre le da miedo que se aprovechen de ese lado bonachon y vulnerable de borracho.

    Espero nos podamos tomar algo algún día, tal vez cuando vuelva a la universidad :)

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  6. A mi también me gusta acompañar una buena charla con un buen traguito, pero soy pésima bebedora, conozco bien mis límites y si no me da la TEJA (la lloradera) o si no me quedo dormida XD
    Un gran beso y espero estar en esa mesita de tienda echando unas politas un día de estos con ud.

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  7. jajajajaja... a mi me da la vomitadera, literal... Por eso ahora, también, procuro controlarme, antes me daba "garra" que dicen, y dejé rastros de mi dieta por todo Bogotá.

    Ahora, digamos, procuro no pasar de la étapa de lucidez que suele ser la mejor para escribir, eso, si uno logra descifrar los mamarrachos.

    Saludos...

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  8. luego de hacer como mil comentarios en blogger creo que empiezo a odiarlo, a el y a su puto filtro anti spam.

    ahora sí, mi comentario.

    siempre he tenido la duda de que sería de baudelaire si no hubiese metido tanta vaina antes de escribir, o de poe, por solo mencionar dos...

    bah, luego de leer esto me van dando ganas cxomo de un trago, hip

    saludos

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  9. Yo, considero que soy chévere cuando estoy prendida, creo que así soy buena gente y no soy tan tímida :) cuando me paso de tragos creo que soy una mamera, hablo hasta por los codos (mas de lo que lo hago sobria) antes era muy buena bebedora, ahora.. ya no aguanto tanto...
    Algún día podremos tomarnos unas polas en la mesa de tu tienda...

    Saludos!

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  10. Bebiendo se conoce la gente, sobre todo que hay una etapa en q se liberan secretos, y pa que, es la forma de socializar por excelencia.

    Por el Alcohol, la causa y solución de todos los problemas, Amen y Saluuuuuuud.

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  11. Ah, y otra cosa... ¿por qué beber no habla bien de la sociedad?

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  12. No habla bien por el hecho de que tengamos que alterarnos la percepción para socializar mejor.

    Pero igual el trago es muy bueno y beber en las reuniones también!!!

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  13. Después de comprobar cómo escribes, por Dios que pienso tomarme una cerveza a tu salud aquí en España.

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  14. ya menciono blueandtanit a poe y baudelaire, este posteo me trajo a la memoria de "los paraisos artificiales" del ultimo estos versos que hacen alusion a la botella de laudano a la que era tan afecto: "en este mundo exiguo, pero lleno de tedio, un solo objeto familiar me sonrie: la redoma de làudano, vieja y terrible amiga, y !ay! como todas las amigas, fecunda en caricias y traiciones"
    van entrando como ganas de un poco de whisky y una bolita de opio..
    falto bukowsky, lowry, hunter.s thompson, la lista es inmensa.
    un saludo.

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