Final final, no va más

Se acabó. Esta vaina se acabó.

Bueno, el blog no. Pero la universidad si se terminó. La última semana me agobió con trabajo y tuve que abandonar el blog, con todo el dolor que conlleva no poder escribir las sandeces de la semana y burlarme de alguna cosa. El caso es que por fin se acabó el semestre y empiezan las vacaciones. No digo que las vacaciones de navidad, porque la navidad ahora empieza desde octubre, así que sólo las vacaciones de fin de año y listo.

Además hay otra noticia: terminé la carrera. Ya acabé todas las materias de mi hermosísima y sobre todo muy rentable carrera de historia. Ahora voy a hacer una maestría, que me sirve como opción de grado: con el primer semestre de maestría reemplazo la tesis y me puedo graduar, para después continuar con la maestría si es ese mi deseo. Y seguro que lo es. Pero como ya sé lo que están pensando, voy a responder: efectivamente parte de la decisión fue una huida cobarde de la realización del trabajo de grado. Pero hay que ver el vaso medio lleno: hago un semestre de maestría que me cuesta lo mismo que uno de pregrado, así que me ahorro plata y seis meses de realización de tesis, invertidos mucho mejor en avanzar la maestría que, como ya dije, quiero hacer hasta el final, porque me gusta mucho. A mi me parece una buena jugada.

Así que el otro año empieza con expectativa para mí por un nuevo rumbo y nuevas metas que alcanzar. Y con el firme propósito de reducir al máximo las oraciones que parecen sacadas de un libro de autoayuda, como la anterior.

Por lo pronto, a disfrutar estas vacaciones. Claro que hay que hacer un poco de ejercicio, no se puede ser tan flojo en esta vida. Me dedicaré a descansar, a leer, a buscar el Santo Grial, a ver toda la televisión basura que pueda y a contar cuántas veces van a dar la película del Grinch en esta navidad. Y no se me puede olvidar ver si en las ediciones del noticiero del día de los inocentes va a salir lo de la Operación Jaque y el problema de los emblemas, de los cuales el pobrecito presidente no sabía nada. Esa fue la inocentada del año.

Y por supuesto, escribir en el blog.