Las víctimas de ayer

"Las víctimas de ayer fácilmente pueden, por desgracia, transformarse en los verdugos de hoy"*. En las circunstancias actuales, esta afirmación suena más cierta que nunca. Durante siglos, el pueblo judío fue el perseguido, el perfecto chivo expiatorio de la historia. El odio de miles de personas estuvo dirigido a ellos, a quienes se culpaba de todas las desgracias de la sociedad occidental, comenzando por el cargo de haber asesinado al que para muchos es el hijo de Dios que vino al mundo como salvador (aunque en realidad no fue más que un hombre). Todo esto culminado en ese grave caso de locura colectiva que fue el régimen nazi, que exterminó sistemáticamente a millones de judíos, en la más abyecta y escalofriante racionalidad.

Pero hoy son los judíos, o mejor, el Estado de Israel, el que actúa como verdugo. En los últimos días hemos visto cientos de imágenes dantescas sobre la realidad del conflicto entre israelíes y palestinos en la franja de Gaza. Hamas lanzó misiles sobre ciudades israelíes, por lo que Israel respondió bombardeando Gaza y comenzando una ofensiva terrestre que sólo deja escombros a su paso, en lo que ellos insisten en llamar "legítima defensa", aunque en realidad es un uso de fuerza desmedida contra los palestinos: porque es contra todo el pueblo palestino, no sólo los miembros de Hamas. La mayoría de las víctimas han sido civiles, especialmente niños y mujeres, haciendo de la tan mentada "legítima defensa" únicamente un genocidio; ese es el nombre que tiene lo que está pasando en Palestina.

Ciertamente Hamas no ha sido inteligente en su actuar. Uno de sus misiles cayó en un jardín infantil, que por fortuna estaba vacío. Eso resta legitimidad a la causa que dicen tener. Pero es fácil entender la acogida de Hamas en un pueblo que hace décadas no sabe de otra cosa que no sea opresión, abusos e indiferencia. Hamas regenta hospitales, centros de caridad y escuelas; incluso se hace cargo de las familias de los suicidas que se inmolan en Israel, mártires que tienen un estatus de héroes en Palestina. Esto ayuda a explicar la razón de su acogida, de sus triunfos políticos entre los palestinos. El radicalismo de esta organización parece ser la respuesta de muchos palestinos atribulados por su situación, por los hijos que han perdido a manos de Israel, por la expoliación de sus tierras.

Pero más allá de la ceguera de Hamas, de que su radicalismo político y religioso no sea la verdadera respuesta al conflicto que se vive en Medio Oriente, lo cierto es que lo que está haciendo Israel es un genocidio que tiene la intención de librarse del pueblo palestino por medio del exterminio. No se puede llamar legítima defensa a un tanque contra un niño armado de piedras, a responder con balas a los insultos y las pedradas. No es legítima defensa bombardear una escuela que funciona como refugio de la ONU, ni matar niños y mujeres inocentes, ni impedir el paso de ayudas para los que sufren las barbaridades de este enfrentamiento. Con la excusa de encontrar y arrestar a los miembros de Hamas se asesina a todo palestino que se cruce en el camino de las fuerzas israelíes. Es ingenuo creer que Israel, que tiene uno de los mejores servicios de inteligencia del mundo, el Mossad, no podría ubicar e individualizar eficientemente a los miembros de Hamas para arrestarlos. Es claro que no es esta la intención, sino arrasar con Gaza y los palestinos.

Lo peor de todo es que esto ocurre bajo la mirada complaciente de mucha gente. Los tímidos intentos de la ONU de hacer algo son bloqueados por Estados Unidos, cuyos afectos por Israel no son desconocidos. Los palestinos no tienen aliados, ni siquiera las naciones árabes, cuyo interés más que ayudar a sus hermanos palestinos, es acabar con Israel. La indiferencia hacia la situación palestina es notoria, es imposible de esconder: a la mayoría no le importa en absoluto lo que suceda con ellos.

Y aquél que defienda a los palestinos, que denuncie el abuso de Israel, es tachado de antisemita. Los sionistas llevan sesenta años chantajeando al mundo con el Holocausto, así que todo aquel que hable mal de Israel es un antisemita, cuando una cosa no tiene que ver con la otra. Personalmente, hay muchísimas cosas que admiro del pueblo judío, como sus tradiciones, su lengua, su inquebrantable voluntad de seguir adelante a pesar de la persecución y el odio, su amor por la sabiduría; y sin duda alguna el Holocausto fue lo más bajo y horrible que ha presenciado la humanidad en mucho tiempo (es una verdadera estupidez que existan quienes lo niegan). Pero aquí estamos hablando de algo netamente político, que es el actuar de Israel como Estado. Y este actuar es arbitrario y salvaje con los palestinos. Los palestinos son prisioneros en su propia tierra, están confinados en campos de refugiados, se les impide la movilización por el país, se les niegan permisos de trabajo. Se les condena a una vida en la que los caminos a seguir no son muchos.

Así como no son muchas las salidas para el conflicto. Este enfrentamiento que ha durado décadas está envuelto en tantas y tan complejas variables que es difícil vislumbrar una salida. El odio que existe entre palestinos e israelíes crece más cada día, porque se inocula a los niños desde muy pequeños. Desde muy jóvenes aprenden a odiarse unos a otros, odio que perdurará hasta que se hagan adultos y puedan acabarse entre ellos. Y aquellos que logran escapar a esta espiral creciente de odio, frecuentemente se convierten en víctimas de la guerra, causando su radicalización y despertando ese odio que actúa como combustible de este conflicto que ha cobrado tantas vidas, la mayoría inocentes. Es apenas lógico que una persona que no es miembro de Hamas u otro grupo, pero es víctima de los abusos de Israel, de una bomba lanzada a su hogar y que asesina a sus hijos, se va a radicalizar y va a llenarse de odio contra aquellos que le quitaron a su familia. Y funciona de igual forma con los israelíes que son víctimas de atentados suicidas.

Hoy en día asistimos a una expresión más de esos odios. Pero Israel ha respondido de forma desmedida a los ataques de Hamas. Su política con los palestinos ha causado que éstos quieran destruirlos, pero es bastante claro que no tienen el poder para hacerlo. Israel, por otro lado, sí tiene todo el poder y el apoyo para hacerlo. Y lo está haciendo, escudándose en eufemismos e hipocresía. Los que ayer fueron víctimas de un genocidio, hoy lo están perpetrando. Es Israel quien hoy enarbola la bandera de lo bárbaro, lo abyecto, del odio y la violencia.


*Alain Gresh. Israel, Palestina. Verdades sobre un conflicto.




Comentarios

  1. Estoy totalmente de acuerdo con lo que escribiste, sobre todo con lo de que Isarale lleva 60 años chantajeando al mundo con el holocausto.

    Por cierto yo tambien escribi sobre este tema en mi blog y veo que concordamos en muchas opiniones, es bueno saber que ahy gente en el mundo que piensa como uno.

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  2. Leyendo sobre este tema aquí y donde el Alquimista me doy cuenta cuanto nos afecta un problema como este, estando tan lejos. No perdono esas horribles bombas aereas que destruyen cientos de metros a la redonda, dejando enterradas familias enteras, niños, vecinos. Gente común que no tiene nada que ver con esta guerra más que haber nacido en un territorio de dudosa pertenencia. Es una ridiculez esto...

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  3. Vaya iván. me deslumbraste con este post. es de verdad una incoherencia, que en pleno siglo XXI sigan habiendo unas luchas barbáricas de esta clase. el mundo se sacude frente a lso ataques en Gaza o en Israel, pero los pocos avanzes humanitarios se han visto cercados por las pocas ganas que hay de pacificar el conflicto.
    Es imposible evitar la guerra, porque creo que es una conducta innatamente humana, pero por lo menos no pisotear los protocolos de ginebra, que si bien, lo único que buscan es la humanizacion del conflicto, por mas absurdo que este sea...

    Saludos!!!

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  4. "Solo los muertos han visto el final de una guerra", -Platon-

    chau y un saludo

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  5. Muy buen artículo. Algo que no he podido entender es la razón por el gran apoyo que siempre han prestado los Estados Unidos a Israel aunque siempre se me viene a la mente aquello de los Protocolos de los Sabios de Sión; sé que es una teoría bastante paranoica, pero es inevitable pensar en ella cada vez que veo las ruinas de Gaza en los noticieros. El poder que ha alcanzado el Estado de Israel en tan solo 60 años es increíble.

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