La gripa presidencial

El país ha recibido la noticia de que el presidente Álvaro Uribe está contagiado con la gripa porcina o A(H1N1). Aunque parezca increíble, el mesías puede enfermarse. No obstante, ya se han tomado las medidas para conjurar el virus, buscando una pronta recuperación del presidente, quien se había visto afectado ya hace unos días por los síntomas, como quedó claro en el consejo comunal del fin de semana. Recomendable sería para las personas que hablaron con él y le estrecharon la mano, hacerse examinar lo más pronto posible.

Igual consejo para los de Unasur. Teorías de la conspiración podrían afirmar que el presidente fue contagiado por sus izquierdosos contradictores para acabar con él, o, por el contrario, que Uribe buscaba esparcir el virus entre los demás presidentes suramericanos, especialmente Correa y Chávez, como parte de una ataque del imperialismo norteamericano. No falta el paranoico, eso está visto.

El ministro de defensa, Gabriel Silva, al parecer también tiene los síntomas de la enfermedad. Se le están haciendo los exámenes pertinentes, así como al canciller y otros funcionarios. Lástima que el ministro de defensa ya no sea Juan Manuel Santos. Una vez más ha demostrado ser una muy buena rata: abandonó el barco justo a tiempo.

Por supuesto, ha quedado claro que el presidente Uribe no va dejar de cumplir sus labores: Dios no quiera que por su enfermedad se trunque de alguna forma ese proceso tan limpio y bien llevado del referendo reeleccionista. Y no se podía dejar pasar la oportunidad de hacer populismo y mostrar cómo es de sacrificado nuestro benemérito líder.

Bueno, en vista del contagio del presidente con el virus HP1N1*, es necesario hacer claridad y decir que de ahora en adelante la gripa porcina será conocida como gripa presidencial, y todo el que no la padezca será considerado como terrorista y enemigo de la patria. En los recintos de gobierno se usarán en todo momento los tapabocas, no para impedir el contagio, sino para luchar contra el hedor de los procedimientos infectos que en dichos recintos se llevan a cabo (sin mencionar la ventaja de observar un menor porcentaje del rostro de Fabio Valencia Cossio). El acceso al presidente será restringido, excepto por los que ingresan por el sótano sin registrarse: al fin y al cabo, esas son unas venéreas.

El lavado de manos era una costumbre recurrente en el presidente aún antes de la enfermedad, por lo que no fue necesario hacerle advertencias adicionales al respecto. Lo nuevo es que ahora sí tendrá excusa para hacerlo tan a menudo.

Con los cuidados médicos adecuados, seguro el presidente Uribe mejorará pronto. Aunque sería una ironía que el sistema de salud de pacotilla ayudado a crear por él, cuando fue senador, lo matara con su inoperancia, todos sabemos que si algo compran el dinero y el poder es una atención médica rápida y eficiente. Muy distinta a la brindada a gran parte de los colombianos.


*Esto lo ví en un grupo de Facebook.