Cirugía político-plástica
Veía anoche en VH1 un programa sobre cirugía plástica. Es evidente la obsesión de esta época por tener el cuerpo "perfecto", noción que además se ve distorsionada por mujeres con senos del tamaño de balones de baloncesto o caras estiradas hasta el límite de lo absurdo. Es desagradable ver a los límites que llegan hombres y mujeres cuando de cirugías plásticas se trata.
Y entonces pensé en Noemí, escasa de votos pero con sobra de bótox. ¿Sabían ustedes que tiene sesenta años? Probablemente no, porque no se le ven por ningún lado. Tremendo trabajo el de su cirujano. Si se lo piensa bien, debería ponerse de acuerdo con él: ya que su campaña está fracasando, mejor que le haga proselitismo al cirujano y vayan de socios en el negocio. Con ella de imagen, el médico se llena de dinero. Noemí seguro sabrá sacarle partido a eso. Y seguirá viéndose de cuarenta por unos años más.
Es que la imagen, aunque no lo parezca, importa en un candidato. Juan Manuel Santos lo sabe y por eso nunca sale sin maquillarse adecuadamente: para dar miedo. El apodo de Chucky no es en vano. Él quiere hacerlo parecer algo ideológico, pero no nos engañemos, nada tiene que ver eso. Simple y llanamente, se parece al muñeco diabólico. Para su fortuna, las teorías de Lombroso han sido rebatidas, o de lo contrario ni podría soñar con ser Presidente de la República.
Del aspecto debería preocuparse Petro: su consistencia como candidato, la fuerza de sus argumentos y la claridad con la que los expone se ven empañados por el peinado que ostenta. No recomiendo pelucas o injertos de pelo, pues eso se ve aún más horrible (hay que ver a Sergio Barbosa, el de RCN). Mejor cortarse el cabello, afeitarse la cabeza. Uno debe quedarse calvo con dignidad. Ojalá contemple la posibilidad.
De Antanas Mockus sólo me preocupa la corbata. Espero que tenga varias, porque si no esa debe estar muy sucia: se la pone todos los días. Y donde el verde se empiece a ver cochino, va a parecer de un partido uribista.
Recuerden candidatos: el aspecto importa. Vea que uno empieza con cirugías plásticas y termina hablando de política.
Y entonces pensé en Noemí, escasa de votos pero con sobra de bótox. ¿Sabían ustedes que tiene sesenta años? Probablemente no, porque no se le ven por ningún lado. Tremendo trabajo el de su cirujano. Si se lo piensa bien, debería ponerse de acuerdo con él: ya que su campaña está fracasando, mejor que le haga proselitismo al cirujano y vayan de socios en el negocio. Con ella de imagen, el médico se llena de dinero. Noemí seguro sabrá sacarle partido a eso. Y seguirá viéndose de cuarenta por unos años más.
Es que la imagen, aunque no lo parezca, importa en un candidato. Juan Manuel Santos lo sabe y por eso nunca sale sin maquillarse adecuadamente: para dar miedo. El apodo de Chucky no es en vano. Él quiere hacerlo parecer algo ideológico, pero no nos engañemos, nada tiene que ver eso. Simple y llanamente, se parece al muñeco diabólico. Para su fortuna, las teorías de Lombroso han sido rebatidas, o de lo contrario ni podría soñar con ser Presidente de la República.
Del aspecto debería preocuparse Petro: su consistencia como candidato, la fuerza de sus argumentos y la claridad con la que los expone se ven empañados por el peinado que ostenta. No recomiendo pelucas o injertos de pelo, pues eso se ve aún más horrible (hay que ver a Sergio Barbosa, el de RCN). Mejor cortarse el cabello, afeitarse la cabeza. Uno debe quedarse calvo con dignidad. Ojalá contemple la posibilidad.
De Antanas Mockus sólo me preocupa la corbata. Espero que tenga varias, porque si no esa debe estar muy sucia: se la pone todos los días. Y donde el verde se empiece a ver cochino, va a parecer de un partido uribista.
Recuerden candidatos: el aspecto importa. Vea que uno empieza con cirugías plásticas y termina hablando de política.
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Hablando de política, les dejo este texto de Brecht que encontré. La política no es cosa sólo de académicos e intelectuales; es nuestro deber como ciudadanos informarnos y saber quiénes son los que nos gobiernan (y nos roban) y cómo lo hacen. Y eso siempre, no sólo en época de elecciones.
El analfabeto político
El analfabeto político
El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de las medicinas depende de las decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Bertolt Brecht
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Bertolt Brecht
A los pobres asesores de imagen les toca n estas épocas un trabajo complicado; mantener impecables a sus candidatos, limpios y bien presentaditos. Pero una vez uno de ellos gane las elecciones, tendrá que preocuparse -el asesor- en dejarle la cabeza más blanca y su cara con algunas arruguitas para que al terminar su gobierno, haga o no haga (si no es reelgido) se vea más viejo y acabado, de lo contrarios la gente pensará que durante 4 años se quedó sentado detrás de un escritorio.
ResponderBorrarPd. muy interesante su texto de Brecht. Creo que no tengo nada que discutirle.
Un saludo!
Saludos Ivan, bueno su blog como siempre. te saludo desde Monologando. Hasta lueguín.
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