De donde vengo yo
De donde vengo yo, nos consideramos uno de los pueblos más felices de la tierra; y eso es así porque olvidamos con facilidad la desgracia de hoy para darle paso al consuelo de tontos del mañana.
De donde vengo yo, señalar las falencias del país se considera la peor de las traiciones, pues sólo se construye futuro obviando lo que está mal y creyendo que estamos en "el mejor vividero del mundo". Eso de corregir errores no va con el progreso de nuestro país.
De donde vengo yo, abandonamos nuestra existencia al azar, porque hacerse responsable de ella es demasiado doloroso. Por eso siempre creemos que algo bueno vendrá, que cada hijo viene con un pan debajo del brazo (así uno procree diecisiete culicagados) y que Dios proveerá.
De donde vengo yo, nos enorgullecemos de las riquezas naturales que posee el territorio que nos tocó, cuando deberíamos avergonzarnos por tener tales riquezas y no hacer nada con ellas, más allá de depredarlas. Y, por supuesto, hacer campañas publicitarias desprovistas de sentido.
De donde vengo yo, es más grave un aborto que un cura violador de niños. Y ese mismo cura es el que condena el aborto. Allí un inquisidor puede ser Procurador y condenar a una mujer que decide sobre su cuerpo, mientras absuelve criminales.
De donde vengo yo, gobernar es cuestión de vaaaarones que no tienen tiempo de pensar y que a gritos e improperios demuestran cómo carajos es que se dirige un país.
De donde vengo yo, nos consideramos verracos y "echados pa'lante", pero no somos capaces de exigir al Estado lo que nos debe, porque para eso está la caridad cristiana y nos tenemos los unos a los otros. Elegimos gente para que ocupe puestos y engorde por incumplir con su labor.
De donde vengo yo, se considera ingenioso al que no paga la cuenta o se cola en la fila. Creemos en ídolos con pies de barro y firmamos para que sigan abusando de nosotros.
De donde vengo yo, un guerrillero muerto es suficiente razón para ser feliz y nos hace olvidar que ese cadáver no pone un plato de comida en la mesa.
De donde vengo yo, hay que adorar las situaciones y las personas sólo porque provienen del mismo país que uno. Si el o la cantante es colombiano, nos tiene que gustar; si las cosas salen mal, hay que aguantar sin criticar, porque es la tierra en que nacimos y hay que quererla como es.
De donde vengo yo, los humoristas se volvieron incapaces de hacer reír con algo más que sus propias neurosis y prejuicios. No hay por qué burlarse del poder y los poderosos: eso es aburrido y a la gente le puede molestar. Mejor hablar de las diferencias entre la esposa y la moza y de que los hombres sólo sirven para sacarles plata.
Y, de donde vengo yo, hacemos canciones conformistas, porque una borrachera y "tener sabor" bien valen una existencia mediocre o, incluso, miserable.
De donde vengo yo, señalar las falencias del país se considera la peor de las traiciones, pues sólo se construye futuro obviando lo que está mal y creyendo que estamos en "el mejor vividero del mundo". Eso de corregir errores no va con el progreso de nuestro país.
De donde vengo yo, abandonamos nuestra existencia al azar, porque hacerse responsable de ella es demasiado doloroso. Por eso siempre creemos que algo bueno vendrá, que cada hijo viene con un pan debajo del brazo (así uno procree diecisiete culicagados) y que Dios proveerá.
De donde vengo yo, nos enorgullecemos de las riquezas naturales que posee el territorio que nos tocó, cuando deberíamos avergonzarnos por tener tales riquezas y no hacer nada con ellas, más allá de depredarlas. Y, por supuesto, hacer campañas publicitarias desprovistas de sentido.
De donde vengo yo, es más grave un aborto que un cura violador de niños. Y ese mismo cura es el que condena el aborto. Allí un inquisidor puede ser Procurador y condenar a una mujer que decide sobre su cuerpo, mientras absuelve criminales.
De donde vengo yo, gobernar es cuestión de vaaaarones que no tienen tiempo de pensar y que a gritos e improperios demuestran cómo carajos es que se dirige un país.
De donde vengo yo, nos consideramos verracos y "echados pa'lante", pero no somos capaces de exigir al Estado lo que nos debe, porque para eso está la caridad cristiana y nos tenemos los unos a los otros. Elegimos gente para que ocupe puestos y engorde por incumplir con su labor.
De donde vengo yo, se considera ingenioso al que no paga la cuenta o se cola en la fila. Creemos en ídolos con pies de barro y firmamos para que sigan abusando de nosotros.
De donde vengo yo, un guerrillero muerto es suficiente razón para ser feliz y nos hace olvidar que ese cadáver no pone un plato de comida en la mesa.
De donde vengo yo, hay que adorar las situaciones y las personas sólo porque provienen del mismo país que uno. Si el o la cantante es colombiano, nos tiene que gustar; si las cosas salen mal, hay que aguantar sin criticar, porque es la tierra en que nacimos y hay que quererla como es.
De donde vengo yo, los humoristas se volvieron incapaces de hacer reír con algo más que sus propias neurosis y prejuicios. No hay por qué burlarse del poder y los poderosos: eso es aburrido y a la gente le puede molestar. Mejor hablar de las diferencias entre la esposa y la moza y de que los hombres sólo sirven para sacarles plata.
Y, de donde vengo yo, hacemos canciones conformistas, porque una borrachera y "tener sabor" bien valen una existencia mediocre o, incluso, miserable.
De donde yo vengo casi nadie lee libros ni blogs... Cuando entran a internet se la pasan en facebook o haciendo comentarios estúpidos en El Tiempo.
ResponderBorrarDe donde vengo yo no existe la tolerancia, es pura fachada para decir que somos el país más feliz del mundo.
ResponderBorrarExcelente post!
Saludos
Muy bueno esto. ¡Felicitaciones!
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