Diciembre

Se acerca la Nochebuena y con ella el final del año y de este diciembre que no se sintió. Supongo que eso se debe al hecho de que se ha fusionado con noviembre en un solo mes de 61 días. Cuando a uno le meten una navidad de dos meses, o más, pierde parte de su encanto y llega incluso a ser fastidiosa. A ver si recapacitamos, dejamos vivir a noviembre y que diciembre sea el mes de la navidad.

Porque ese es el orden de las cosas: que cuando llegue diciembre, con su alegría, uno se ponga en modo festividades. Y, además, se ponga en guardia. Porque diciembre llega con alegría, pero también con el frenesí de las compras y los niños trabados con azúcar; con los taxistas llenos de espíritu navideño, es decir con ganas de cobrar la prima voluntaria, esa que uno decide si paga o no, aunque aún no sé si eso se decide antes o después de que el taxista saque la cruceta y llame a sus compañeros de la hermandad TLPPC (Taxis Libres Para Partir Crismas); con los ladrones llamando a las reservas y la sevicia a flor de piel para despojar a la gente de regalos y dinero destinado a comprarlos; con funcionarios cobrando trámites inexistentes para cuadrarse la navidad, al igual que agentes de la Dian decomisando más que en el resto del año, porque la casa necesita un nuevo televisor; con los sobreactuados que no quieren sino hablar de navidad y los que quieren ser el Grinch; con la proliferación de orquestas tipo Matecaña y Los Tupamaros y el infaltable disco de Los Cincuenta de Joselito. En fin.

Hubo cosas buenas este año: la Corte impidió la dictadura constitucional de Uribe y a Videla lo condenaron a cadena perpetua por su 'patriótica labor'. No todo es malo en el mundo.

Espero que se pueda volver a vivir diciembre y la navidad como debe ser. De todas formas, feliz navidad para todos ustedes, que les den hartos y buenos regalos y que el guayabo no los destruya demasiado. Y que ojalá el próximo año caiga nieve, para que los esnobs colombianos se sientan en el primer mundo.

Comentarios

  1. En parte ese espíritu navideño propio de la época, se ha venido yendo al piso por el árduo afán del comercio de empezar a decorar de rojo y verde sus vitrinas, desde el primero de noviembre. No hay cosa que me acongoje más que llegue el día de mis cumpleaños a mitad de noviembre, y ya escuche jingles navideños y encuentre árbolitos de navidad armados por ahí.
    Sin embargo, una feliz navidad y un feliz año para usted, señor Iván.Hace harto no pasaba por acá...

    Saludos!

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