Rosa Elvira
Ahí está la realidad para confirmar las frases que parecen exageradas. Decía en la entrada pasada que Colombia no solo no salía del fango, sino que parecía hundirse más en él, y entonces sucedió lo del Parque Nacional. No terminaba el estupor ante la posibilidad de que Sigifredo López pudiera ser el artífice del secuestro y asesinato de sus compañeros en la Asamblea del Valle, y entonces nos enteramos de que a Rosa Elvira Cely la violaron, la empalaron, la apuñalaron y la dejaron tirada en el Parque, para luego morir en un hospital.
Se dirá que psicópatas capaces de hacer eso hay en todo lado, y es cierto. Pero a medida que se sabe más del caso, que se hacen capturas y comienza a esclarecerse lo sucedido, empiezan a aparecer nuestros males: parece que la Policía reaccionó tarde; por no tener un seguro, a Rosa Elvira no la enviaron a los hospitales cercanos sino a uno más alejado; la atención médica, parece, fue demorada e ineficiente; el presunto asesino tenía orden de captura y ya antes había abusado de mujeres, pero aún así estaba libre. Como si todos los males de esta nación enferma hubiesen decidido juntarse en un solo caso. Los infinitos errores de Colombia unidos para recordarnos que el espanto es nuestra realidad, que es difícil luchar contra seres deleznables y viles como el asesino de Rosa Elvira porque el sistema los deja medrar y actuar a sus anchas.
Y entonces solo nos queda la rabia.
Y es más triste e indignante aún pensar que hay miles de casos más como este en Colombia, donde los males de esta nación enferma se juntan para la desgracia de sus habitantes, la diferencia es que, por azar, pudimos saber de este, en el que nos sentimos identificados en la injusticia, creo.
ResponderBorrarSaludos!