Tregua

Hace cien años, miles de hombres que se mataban en nombre de las viejas mentiras que nos han contado quienes desperdician vidas humanas como si fueran desechables, decidieron parar por unas horas la masacre y ver a sus enemigos como lo que eran: seres iguales a ellos. La Tregua de Navidad pudo detener por un momento el estruendo asesino de la Gran Guerra y reemplazarlo por cantos y risas, por la concordia y la tranquilidad.

Ese es el poder que puede tener la Navidad en los espíritus humanos.

No importa si uno cree o no cree: la Navidad puede ser una tregua en nuestras vidas para acordarnos de lo más importante. Puede ser una oportunidad para evocar el tiempo de la sonrisa fácil y las alegrías sencillas, para saber que a pesar de todas las cosas horribles que hay en el mundo, mientras podamos recordar que la empatía, la compasión, la cortesía, el amor y la ternura están ahí y pueden salvarnos, siempre habrá esperanza, y siempre habrá fuerza para continuar y luchar por las cosas bonitas que merecen ser rescatadas. 

Feliz Navidad para todos.

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