Deportados
Algo muy triste es que la opción que tienen los colombianos deportados es tener que volver a este país donde los niños mueren de hambre mientras hay quienes le toman fotos a estantes llenos y dicen "es que aquí sí hay que comer, no como en Venezuela". Deben volver a un país polarizado, desmemoriado e ignorante donde la gente forja su opinión política dándole crédito a noticias de portales de humor, gente que deja que el noticiero le diga a quien debe odiar y a quien debe amar. Un país con medios de comunicación prestos a cebarse en la pornomiseria y no a investigar, a contarnos con profundidad lo que está pasando. Víctimas de un líder desesperado por mantener el poder, y que para ello recurre a una táctica tan vieja y útil como es la del enemigo externo, deben volver a una Colombia repleta de políticos oportunistas dispuestos a utilizar esta tragedia para beneficiarse y ganar popularidad y votos. Deben regresar a este país donde se cree que la diplomacia es pérdida de tiempo y se usa para mandar a vivir al exterior a los amigos, donde la gente cree que dignidad y firmeza son lo mismo que ser bravucón y gritar y pelear, donde la violencia hace tiempo que es el método preferido para resolver las diferencias.
Los deportados deben regresar a esta Colombia donde su dolor importa menos que la política y la imagen, donde ese dolor que los agobia es pasto para las reses que siempre nos han cagado encima.
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