Los tanques de Guderian

En El espíritu de la ciencia ficción, la más reciente novela salida del baúl de inéditos de Roberto Bolaño, hay una pregunta que me quedó sonando. La hace Jan Schrella en una de las cartas que les escribe a varios autores de libros de ciencia ficción.

Jan se pregunta si deberemos "aprender una y otra vez a detener los tanques de Guderian en las puertas de Moscú".

Creo que la respuesta es sí.

En este mundo que tenemos, y en el que se avecina, un mundo gobernado por gente como Putin, Trump, Duterte, probablemente Le Pen, a lo mejor Vargas Lleras (la lista puede seguir), es necesario detener los tanques de Guderian una y otra vez.

En este mundo donde se ve con malos ojos protestar por salarios justos, por buenas condiciones laborales, porque eso es cosa de vagos; donde a la legítima inconformidad de los trabajadores se responde con un "si no le gusta, váyase, funde su propia empresa", con el comodín del discurso del emprendimiento sin las condiciones para hacerlo; un mundo con condiciones laborales cada vez más precarias, donde el que tiene en abundancia intenta arrebatarle hasta la vida a quien carece de todo, es necesario detener los tanques de Guderian una y otra vez.

En este mundo donde entendemos la libertad únicamente como libertad para comprar; donde despreciamos las vidas de quienes no son 'productivos' y nos convencemos de que no merecen ni el aire que respiran; donde el estilo de vida y la comodidad nos hipnotizan, y por obtenerlos estamos dispuestos a sacrificar nuestra voluntad y nuestro pensamiento, a seguir líderes que nos prometen el paraíso si odiamos a quien debe ser y como debe ser, es necesario detener los tanques de Guderian una y otra vez.

En este mundo donde se oyen los pasos ominosos de un fascismo bajo en calorías, que viene marchando con pesadas botas de colores brillantes y eslóganes simples y efectivos, es necesario detener los tanques de Guderian una y otra vez.

Una y otra vez.




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