Cuando sea grande

El bus de Transmilenio avanzaba en la mañana pálida, cargado de gente que aún se deshacía de los últimos rastros del sueño de la noche anterior. 

Entonces un cuentero comenzó a hablar. 

Al principio no le entendí muy bien porque se quedó en la parte de adelante y no se oía todo lo que decía. Apenas retazos de frases de un cuento que ya había escuchado alguna vez y una moraleja que ya no recuerdo. Cuando terminó avanzó por el bus hacia donde yo estaba y comenzó a contar otra historia. Yo estaba muy distraído mirando por la ventana y pensando, así que no le presté demasiada atención. Sí recuerdo claramente cuando, hacia el final de su narración, el cuentero le preguntó a los pasajeros: ¿Cuántos de ustedes hacen hoy lo que soñaban ser cuando niños?

Hasta donde pude ver, nadie levantó la mano.

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