Caníbales

Hay ciclistas que pasan toda su carrera sin acercarse jamás al podio de un Tour de Francia. Siempre lo han visto de lejos sin poder tocarlo, sin poder pararse sobre él.

Nairo Quintana ha corrido cinco Tours y ha llegado al podio en tres ocasiones. Cuando debutó en el Tour de 2013 no solo quedó en segundo lugar, además fue el mejor joven, fue el campeón de la montaña y ganó una etapa. En su primer Tour logró cosas que a otros les ha llevado toda una vida alcanzar.

Desde entonces no se ha cansado de ganar carreras, incluyendo un Giro de Italia y una Vuelta a España. Nairo es un fuera de serie. Podría retirarse mañana y seguiría siendo el ciclista más importante en la historia de Colombia.

Aún así, ya se oyen las voces rabiosas que hablan de Nairo como un perdedor. Porque más que el deporte, que el fútbol o el ciclismo, que la selección o los escarabajos, la pasión de los colombianos es canibalizar a sus ídolos. Parados en nuestras derrotas diarias nos dedicamos a destrozar a quienes sí saben lo que es la gloria, los que sí saben qué es la victoria, hombres y mujeres capaces de hacer cosas fuera del alcance de la mayoría de nosotros.

Por suerte, Nairo sabe muy bien lo que tiene, sabe que sus capacidades le permitirán llegar aún más lejos. Por suerte no depende de los caníbales.