Cuando lo vean venir
Bebíamos, hablábamos y comíamos en un bar cerca al Parque Nacional regentado por un madrileño que, harto de su vida en España, decidió venir a Colombia para dedicarse a hacer cerveza. En un momento de la noche, la conversación llegó a la mediocridad de los más notorios caricaturistas colombianos. Yo recordé la primera caricatura que publicó Roberto Fontanarrosa y la puse como ejemplo del deber ser de una caricatura, de un talento verdadero para esta forma de crítica. Seguimos hablando entonces del 'Negro', de sus caricaturas y de sus cuentos de fútbol, de su privilegiado sentido del humor.
Recordé haber leído alguna vez que a Fontanarrosa le preguntaron cuál deseo tenía para su hijo y él respondió: “Deseo que los amigos se pongan felices cuando lo vean venir”. Lo imaginé siempre presente en la mesa habitual de su café favorito de Rosario, rodeado de amigos, de tazas de café, de cervezas bebidas y a medio beber. Pensé en eso como una forma de felicidad.
Pienso ahora en García Márquez cuando dijo que escribía para que los amigos lo quisieran más. Y cuando junto ambas ideas me doy cuenta de que escribo y bebo y hablo porque espero ser uno de esos tipos que alegran a sus amigos cuando lo ven venir.
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