Plagas y víctimas



... e iban a mi con mucho miedo a decirme que andaban los tiempos recios...

Una pandemia nos está recordando que no somos otra cosa que animalitos asustados. El pánico y la histeria vacían los supermercados. Qué importan los demás, debo salvarme yo.

Pero lo único que va a ayudarnos a atravesar los tiempos recios es la solidaridad. Los tapabocas son para el personal médico que debe enfrentar la situación y para quienes están enfermos; si unos pocos se quedan con los jabones y los desinfectantes, los muchos no tendrán cómo defenderse del virus y lo esparcirán con mayor rapidez; si acaparamos los víveres, quienes no pueden hacer grandes mercados se verán enfrentados al desabastecimiento, al hambre. Si una vez más dejamos triunfar el egoísmo que el sistema premia todos los días, si oímos los cantos de sirena de la eugenesia y el desdén, el coronavirus dejará aún más víctimas a su paso.

Podemos ser mejores. Podemos alentar a los mejores ángeles de nuestra naturaleza. Podemos hacer a un lado el temor a las ratas muertas y la ceguera blanca. Podemos pensar también en los otros. Aunque suene a frase manida, a lugar común, cuidar a los demás es cuidarse uno mismo.

Sé únicamente que hay en este mundo plagas y víctimas y que hay que negarse tanto como le sea a uno posible a estar con las plagas.

La solidaridad es la única forma.

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