Culpa

A veces siento culpa por no aborrecer el confinamiento. Lo entiendo: la cuarentena no puede durar para siempre, trabajar desde la casa con computador e internet es un tremendo privilegio en un país donde la economía informal es prácticamente la regla, donde el rebusque es ley, donde el hambre acecha a millones si no pueden salir a trabajar en las calles o abrir sus negocios. Me siento culpable por estar cómodo en el encierro mientras allá afuera los trapos en las ventanas nos recuerdan que la bandera de Colombia es amarillo, azul y rojo, rojo, rojo...

Tengo trabajo, y me siento muy afortunado por eso, especialmente en un momento así, pero me alegra infinitamente poder hacerlo desde mi casa. No extraño la oficina, ni los buses, ni el trajín diario de los desplazamientos. Y en ese tiempo ahorrado encuentro la fortuna de leer como no podía antes; incluso he vuelto escribir (aunque ya nadie lee blogs: lo mío siempre ha sido perseverar en lo inútil). En el aislamiento he descubierto el silencio como fuente de calma y lucidez, la soledad como forja del carácter. La vida del eremita no se ve descabellada. Claro, hay días de inquietud, de ánimo decaído donde toca sacar fuerzas de algún lado para trabajar. Pero de esos días también había afuera. Demasiados.

Apaciguar el miedo es más fácil adentro, donde las variables son menores y se pueden controlar, donde nadie más entra y el contagio es menos probable. Ir al mercado es una contrarreloj de hiperconciencia donde uno trata de fijarse en cada movimiento, cada interacción, para no cometer un error potencialmente fatal. Un bus lleno, una oficina ajetreada, ya no parecen imágenes de la normalidad de la vida sino pesadillas aterradoras. Una voz interior pide una larga cuarentena. ¿Una voz egoísta?

Las dificultades económicas producto de la pandemia ya se empiezan a sentir en el círculo íntimo, en la familia. Ansiedad, preocupación y culpa se juntan en horas perplejas, en insomnios. ¿Cómo estar tranquilo en la isla si los tuyos se ahogan?

El desasosiego no terminará pronto.


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